Cuando le preguntaron al presidente López Obrador la razón principal para eliminar el exitoso Programa de Escuelas de Tiempo Completo, echado andar por la administración del expresidente Felipe Calderón, señaló que, porque ahora esos recursos serían manejados por los mismos padres de familia, ya que ellos eran garantía de honestidad y honradez. En esos momentos a muchos esa pretensión por parte del presidente, simplemente era un sueño guajiro.
Ahora nos venimos enterando, que los encargados del programa la Escuela es Nuestra, entregaron en 2021 recursos a beneficiarios fallecidos, duplicó los apoyos o los depositó en cuentas bancarias distintas a las aprobadas. También operó sin mecanismos de vigilancia y con tesoreros que tomaron recursos del programa para otros fines o que renunciaron y no devolvieron los apoyos.
La Auditoría Superior de la Federación (ASF), también detectó que los subsidios económicos entregados a las comunidades escolares para el mantenimiento, rehabilitación, equipamiento y construcción de planteles educativos, fueron usados para usos personales de los tesoreros, se detectaron pagos de internet de domicilios particulares y de boletos de viaje. Pues no que el pueblo era bueno sabio y honrado.
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