Le ha calado muy hondo al presidente López Obrador la resolución judicial que reinstala a Edmundo Jacobo Molina como secretario ejecutivo del INE. Tan es así que no puede disimular su desagrado y ha vuelto a descalificarlo, acusándolo de haber tolerado fraudes electorales en el pasado, de ser antidemocrático y de pertenecer a una cúpula dorada que controla al INE.
En contraste y en una sesión llena de aplausos, el secretario ejecutivo del INE participó en la sesión del INE de este lunes. Lo cierto es que aún falta que se le ponga la cereza al pastel.
Pero esa, tenga por seguro estará a cargo de la SCJN, quien seguramente mandará el dichoso Plan B electoral al cesto de la basura. De modo que sería bueno que el Ejecutivo federal siga una de sus recomendaciones y se vaya tomando un té de tila.
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