Mientras las huestes de López Obrador vacían todo su odio en contra de la ministra Norma Piña, instigados por el propio presidente, la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no se distrae con esa guerra visceral. Antes bien, Norma Piña prepara el terreno para dar muerte al Plan B de López Obrador. En sesión solemne la ministra presidenta sugirió votar por sólo nombrar el plan B como inconstitucional, evitando que la votación fuese para “derogar el plan B”. ¿Para qué eso?
Porque votando la inconstitucionalidad del Plan B no es necesaria la mayoría calificada en el voto, es decir, 8 de los 11 votos de los ministros de la SCJN. Con una mayoría simple de sólo 6 votos el Plan B de López Obrador quedaría en la lona.
De entrada, vislumbrar como inconstitucionalidad la iniciativa del Plan B, que afecta al Instituto Nacional Electoral, es un indicio de por dónde van las cosas. Al parecer no será necesaria una fuerte discusión sobre el Plan B, pues desde su origen se advierte lo lesivo que puede ser para la autonomía de los estados y municipios, así como lo peligroso que puede ser debilitar al órgano electoral frente a un poder omnímodo como el de López Obrador.
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