Lo que está pasando en la frontera norte de México tiene varias explicaciones. En primer lugar, está la absurda política de seguridad del presidente López Obrador, quien ofreció abrazos en lugar de balazos a los cárteles de la droga. Los cárteles de la droga se engrandecieron, se volvieron más cínicos, se empoderaron. En segundo lugar, está el financiamiento del narco en las elecciones de 2021 y en las elecciones a gobernador en algunos estados, particularmente en Tamaulipas, donde gobierna Américo Villarreal, militante de Morena. Las consecuencias ahora tienen a México en la mira del gobierno de los Estados Unidos.
Por ejemplo, el senador por Carolina del Norte, Lindsey Graham, arremetió en contra del gobierno de López Obrador, e insistió en calificar como terroristas a los cárteles de la droga en México. «Si sigues dando refugio seguro a los traficantes de fentanilo, entonces eres un enemigo de Estados Unidos», sentenció molestó el senador quien advirtió al gobierno mexicano: «Yo le diría al gobierno mexicano: ‘Si no limpian su desastre, nosotros los limpiaremos por ustedes’».
Por supuesto, es difícil concebir que se pueda dar una intervención armada de los Estados Unidos en nuestro país, sin embargo, Estados Unidos podría presionar para que los cómplices de los narcos, muchos de ellos gobernantes de Morena, sean los que paguen los platos rotos.
Comentarios