Para aquellos que aplaudieron la medida del presidente López Obrador de dejar el Ejército en las calles, al menos hasta el 2028, ahí tienen los resultados. En Nuevo Laredo, Tamaulipas 5 jóvenes fueron literalmente ejecutados a manos del Ejército Mexicano. De hecho, uno de los sobrevivientes relató que el vehículo militar los venía siguiendo con las luces apagadas y que en ningún momento les marcaron el alto: “Nadie nos venía siguiendo, no nos marcaron el alto ni hicieron algún llamamiento. De pronto vimos que atrás venía una camioneta de soldados con las luces apagadas. Nos chocaron y en menos de un minuto empezaron los balazos”.
Al joven que no mataron lo querían obligar a grabar un video para que se inculpara. “¿Quieres vivir?”, preguntaron al joven. “Quiero vivir”, respondió él. “Pues entonces vas a grabar un video donde digas que ustedes tuvieron la culpa, que venían huyendo”, le exigieron los soldados que la madrugada del domingo 26 de febrero abrieron fuego contra la camioneta en la que viajaba con su hermano y cinco amigos”.
No basta con detener y enjuiciar a los militares responsables, se debe analizar detenidamente si el Ejército debe o no seguir en las calles.
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