El presidente López Obrador pisó nuevamente tierras veracruzanas no vino a inaugurar ninguna carretera u obra faraónica, sus motivos fueron otros. Ante los medios dirá que vino a dar instrucciones a los Siervos de la Nación para desempeñar mejor su trabajo. Sin embargo, los veracruzanos, quienes no se chupan el dedo tan fácilmente, saben que el de Macuspana, Tabasco vino a leerles la cartilla, incluido el gobernador Cuitláhuac García. Vino a echar andar la maquinaria para el 2024.
El Ejecutivo federal sabe que, si se llega a perder Veracruz, considerado el segundo banco de votos más importante después del Estado de México, sería una muy mala señal para su proyecto de nación. Por ello, la diligencia de no permitir a nadie la entrada con teléfonos celulares, saben que cualquier filtración podría levantas suspicacias y denuncias ante la autoridad electoral.
Lo cierto es que el presidente le está apostando al voto de los más pobres, él mismo lo ha dicho los cuatro vientos. Sabe que no cuenta con la clase media a la que ha etiquetado como aspiracionista ni con los académicos e intelectuales a los que ha marginado. De modo que, ayer domingo el presidente vino a Veracruz a prender la mecha para el 2024.
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