Desde luego que la oposición celebraría que Rocío Nahle fuera la candidata a la gubernatura del estado de Veracruz. Es bien sabido que la encargada de la energía en el país no es bien vista por la gran mayoría de los veracruzanos que ocupan los 212 municipios. Y es que el próximo candidato morenista tendría que contar con un arraigo y fuerza que le permita lidiar con la pesada carga que le dejaría Cuitláhuac García.
No solo tendría que justificar un gobierno violento, sino que tendría que reconocer que no hubo desarrollo urbano ni tampoco económico y, por consecuente, tampoco hubo generación de empleos. Sin embargo, también es cierto que el gobierno de Cuitláhuac García cuenta con un especialista en cochupos y trastupijes como lo es Éric Cisneros.
Cisneros hará hasta lo imposible para justificar y acreditar que Rocío Nahle tiene más de cinco años de residencia en Veracruz y de ese modo aparecer en la boleta del 2024. No obstante, aun con todo ello y eso lo saben bien los morenistas, Rocío Nahle no es garantía de triunfo en Veracruz.
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