El presidente Andrés Manuel López Obrador sigue sangrando por la herida, no puede superar el rechazo de su reforma electoral. Su herida se ha vuelto virulenta y eso lo pone de muy mal humor, ocasionado que tome decisiones con las vísceras, en lugar de darle cabida a la razón.
Prueba de ello es que esta mañana atacó con desprecio o calificativos de ‘conservadores’, ‘farsantes’, ‘hipócritas’, ‘reciben dinero del extranjero’, a personas e instituciones: Ciro Gómez Leyva, Claudio X. González, Joaquín López-Dóriga, Carlos Loret, Artículo 19, la ONU, la OEA, el Parlamento Europeo, el INE, Lorenzo Córdova, la Suprema Corte, Norma Piña, el Consejo de la Judicatura y Denisse Dresser.
Esa actitud habla mal de un hombre que debería estar buscando la unidad de todos los mexicanos, sin embargo, sólo contribuye a la polarización. Ni hablar, le ha ganado el rencor al Ejecutivo federal. Desgraciadamente, esa es su naturaleza.
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