«Ser homosexual es un pecado, no un delito». Tiene razón el jefe de la iglesia católica. Se lo dice a los gobiernos, no a los fanáticos

El Papa Francisco aseguró que ser homosexual es un pecado, y no un delito FOTO: WEB

Miles de fanáticos antirreligiosos, muchos de los cuales ni siquiera católicos son, están haciendo un gran escándalo por el dicho del papa Francisco sobre la homosexualidad: «Ser homosexual es un pecado, no un delito». Y claro que tiene razón, porque si la iglesia, como todas las religiones, tiene leyes, normas y preceptos, quien transgreda esas leyes o normas pues está cometiendo pecado. Lo que no entienden estos alarmados antirreligiosos es que quien no es católico no está sometido a esas normas, a esas leyes, de modo que no debería alarmarse. Si según sus principios y valores la homosexualidad no es un pecado, ¿cuál es el problema?

Si para los católicos es un pecado, pues muy asunto de los católicos y de sus leyes; quien no se quiera apegar a esas leyes, pues que deje de ser católico. En realidad, el papa Francisco, uno de los líderes religiosos más sensato de los últimos tiempos, lanza esa sentencia a los gobiernos, sobre todo a los gobiernos radicales que criminalizan a los homosexuales. Señalando que «ser homosexual es un pecado, no un delito», le papa está pidiendo a esos gobiernos que dejen de criminalizar a los homosexuales, que los dejen vivir su vida tal cómo ellos han decidido vivirla, pues es estilo de vida no puede ser considerado un delito.

De hecho, ¿qué significa la palabra pecado? Pecado significa desafuero, es decir, dar afuera, no dar en el blanco de las normas que una comunidad establece. Quien está fuera de esas normas, está en desafuero, en pecado, pero para esa comunidad.

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