La vida de un sicario es solitaria. Y es que para ellos tener una familia es algo imposible, pues si llegan a traicionar a su patrón o soplarle algo a la policía, el jefe de ellos con quien primero se desquitaría sería con sus familiares. El pasado jueves cinco de enero, Ovidio Guzmán fue detenido y el Cártel de Sinaloa soltó a la bestia y como respuesta el gobierno federal respondió con todas sus fuerzas convirtiendo a la ciudad de Culiacán en un campo de guerra.
Aunque el número de bajas de los sicarios no ha sido dado oficialmente, a través de las redes sociales se filtró un video del Servicio Médico Forense de Culiacán donde se notan los cuerpos de al menos 16 matones del Cártel de Sinaloa asesinados por las fuerzas del ejército durante el “culiacanazo 2.0”.
Los cadáveres de estas personas desde que fueron recogidos en la calle no han sido reclamados por nadie. Al parecer, a estas personas les llego el dicho que reza: “Solos llegamos, solos nos vamos”. Vale señalar que la Guardia Nacional montó un fuerte operativo para que ningún cuerpo fuera rescatado.
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