¡Que se acabó el influyentismo y la corrupción! Otro cuento chino de la 4T. Poco a poco nos vamos dando cuenta que los principios y valores que tanto presumió el presidente López Obrador, al principio de su gobierno, han sido arrojados al bote de la basura. No se iba a permitir el influyentismo ni la corrupción, sin embargo, empezando con su familia, el presidente ha sumido al país en una vorágine de corrupción descarada, a ratos hasta defendida por el propio presidente.
Pemex, la paraestatal que dirige Octavio Romero Oropeza, el que le puso la corona al “Rey del Cash”, «otorgó un contrato vía adjudicación directa por un monto de $82, 204,579.00 a Interconecta S.A. de C.V., filial del Grupo Altavista, de Ricardo Orrantia Cantú, acusado del gran fraude cometido en la SEP, con el programa Enciclomedia» en los tiempos de Vicente Fox. Es tan descarada la corrupción, que el empresario Ricardo Orrantia Cantú no se aguantó las ganas de pregonar a los cuatro vientos como la corrupción ha cambiado su vida.
En una foto de Instagram donde se le ve bronceado en traje de baño, sentado en un yate, anota: «El estilo de vida en este Paraíso!!! Está dando resultados. Qué gran cambio de vida Dios mío». Así el gobierno hipócrita de López Obrador, que enriquece a los corruptos, que presumen la vida que se pueden dar con la corrupción de este gobierno.
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