En su conferencia mañanera el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ya no pudo negar el plagio que cometiera la ministra Yasmín Esquivel. La FES Aragón de la UNAM determinó que Yasmín Esquivel es plagiaria, ladrona, delincuente; determinó que se valió del trabajo de otro para conseguir su título de licenciada por la UNAM. Sin embargo, la misma UNAM determinó que «carece de los mecanismos para invalidar un título expedido por la Universidad Nacional, aún y cuando el plagio de una tesis esté documentado», por lo que señaló que correspondería a la Secretaría de Educación Pública determinar si retira o no el título de la ministra.
López Obrador reprochó esta aparente ambigüedad de la UNAM, por lo que señaló que es su tribunal el que tiene que decidir si es válido o no el título de Yasmín Esquivel. Aderezando un poco con su ponzoña recurrente, el presidente advirtió que el caso es «muy vinculado a la politiquería», porque ahora la UNAM «quiere que seamos nosotros los que decidamos. Ya le pasaron la responsabilidad a la SEP. ¿No pudo la UNAM resolver?».
La Universidad Nacional Autónoma de México debería tomarle la palabra al presidente y encontrar por medio de la violación a las normas administrativas, retirar el título de Yasmín Esquivel. ¡De que se puede, se puede! La UNAM debe cuidar su prestigio, porque el silencio de la Suprema Corte nos indica que a ellos el prestigio les vale lo de una banana.
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