La realidad supera la ficción; ni los escritores de la serie Narcos que se encuentra en la plataforma de Netflix, se hubieran imaginado cómo el gobierno mexicano tuvo que apresar al hijo del Chapo Guzmán, desde luego por la presión del gobierno de los Estados Unidos. Sin embargo, si alguien cree que con esta detención el tráfico de metanfetaminas y fentanilo hacia Estados Unidos cesará, sencillamente está viviendo en el error. Es bien sabido que los hijos del capo mayor detenido en una prisión de los Estados Unidos, se pelean las rutas de tráfico hacia Estados Unidos con sus rivales en Baja California, Baja California Sur, Sonora y Chihuahua.
La simiente del Chapo, nos referimos a los hermanos Iván Archivaldo, Jesús Alfredo, Joaquín y Ovidio Guzmán, están peleados a muerte con Ismael el Mayo Zambada y con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) por el control de Baja California y Baja California Sur, por donde pasa más de 75 por ciento del fentanilo y metanfetaminas hacia Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de ello, seguirán traficando hacia el país vecino.
Eso sin mencionar que los hijos del Chapo, también tiene pugnas contra el Cártel de Caborca, fundado por Rafael Caro Quintero. De modo que el gobierno del presidente López Obrador debe entender que, con detención de Ovidio Guzmán, sólo es una victoria pírrica y que esta no garantiza que la violencia en México, ha llegado a su fin y que el tráfico de estupefacientes cesará.
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