Yasmín Esquivel es una hampona de la ley. Cuando se descubrió el plagio que había cometido, la señora no se sorprendió, no declaró que eso era imposible, no se fue sobre Edgar Ulises Báez, quien un año antes había entregado la tesis que la ministra entregó al año siguiente. Trató de encubrir su delito señalando un ataque en su contra por su condición de mujer. Después llamó a sus asesores de tesis para que declararan que ella había sido una excelente estudiante. Cuando la UNAM declaró que había muchas coincidencias entre ambas tesis, a la ministra se le ocurrió que podría alegar que fue a ella a quien la plagiaron.
Hasta ese momento Edgar Ulises Báez no había sacado la cabeza. Ahora sale la hampona ministra con que Edgar Ulises Báez ya declaró ante notario público que fue él quien plagió la tesis de Yasmín Esquivel. ¿Cómo estuvo eso? ¿Cómo pudo plagiar una tesis que se presentó en 1987, para presentarla en 1986? Queda claro que doblaron a Edgar Ulises Báez y lo obligaron a declarar un imposible.
La Universidad Nacional Autónoma de México no debe permitir que una hampona como Yasmín Esquivel se salga con la suya; no debe permitir que un delito tan flagrante y con pruebas tan contundentes quede en la impunidad. Si la UNAM cobija a Yasmín Esquivel, si solapa su falta de integridad, si cree sus falsos alegatos, la UNAM estaría echando a la basura más de 450 años de prestigio.
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