De acuerdo con el Diccionario del Español de México, del Colegio de México, «Ponerle un cuatro» a alguien significa tenderle una trampa, así que comúnmente se dice «le pusieron un cuatro», cuando se cree que a alguien lo han engañado para atraparlo. Pues algo similar le pasó a Marcelo Ebrard en el Salón Tesorería de Palacio Nacional. Resulta que en esta reunión que sostuvo el presidente con diputados y senadores que votaron a favor de su Plan B, el presiente se refirió al canciller y al secretario de Gobernación como hermanos.
Sin embargo, el presidente inmediatamente asoció la sucesión presidencial del 2024. «Aquí tengo dos hermanos, mi hermano Marcelo, mi hermano Adán; y mi hermana Claudia. Y de una vez, eh, de una vez les digo, ya saben cuáles son las reglas. Ya no hay dedazo. Eso se acabó. Eso pertenece a la época de la antidemocracia. Estamos inaugurando una etapa nueva, esto es la transformación, la Cuarta Transformación», dijo el Ejecutivo federal mientras azuzaba al auditorio preguntado que, si apoyarían la encuesta para elegir al candidato de Morena en 2024, a lo que respondieron que sí.
«¡Sí!», dijeron. «¿Sea quien sea?», preguntó López Obrador. «¡Sí!», respondieron de nueva cuenta. –«¿No está por encima de todo el proyecto de transformación?, preguntó de nuevo el presidente López Obrador. «¡Sí!», respondió el auditorio. Todo ello pasaba mientras el canciller Marcelo Ebrard seguramente se daba cuenta que había sido presa de un cuatro presidencial, ya que a todas luces se ve que la jugada está hecha a la medida para la mandamás de la Ciudad de México.
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