Después de ver cómo actúan y se comportan los diputados en el Congreso Federal, sobre todo la mayoría morenistas, de algo podemos estar completamente seguros los mexicanos, el poder Legislativo está completamente subordinado al poder Ejecutivo. La discusión del plan B electoral en el Senado ha revelado, como nunca, la subordinación del poder Legislativo al poder Ejecutivo.
Las negociaciones en torno de lo que se va a aprobar o rechazar prácticamente se trasladó, dicho por el propio jefe de la Junta de Coordinación Política de la Cámara alta, Ricardo Monreal, a la Consejería Jurídica de la Presidencia y la Secretaría de Gobernación, las cuales se convirtieron en las comisiones dictaminadoras donde se acepta o rechazan los cambios que autoriza el señor presidente.
Esta postura no sólo resta credibilidad y autoridad moral, sino que socaba la división de poderes y atenta contra el equilibrio democrático de nuestro país. De modo que la aprobación del dichoso Plan B que tanto alienta el presidente, serán buenas noticias para los aduladores y seguidores del presidente, pero por otro lado, serán malas noticias para la democracia mexicana.
Comentarios