La reforma electoral obradorista topó con pared, era algo que ya se esperaba. Ante la imposibilidad de construir la mayoría calificada en la Cámara de Diputados para aprobar las modificaciones constitucionales, al presidente de la Junta de Coordinación Política de los Diputados y coordinador de la bancada de Morena, Ignacio Mier, no le queda otra que impulsar el Plan B del presidente. Aun así, el artero misil se está preparando, el objetivo final es disminuir la fortaleza del INE.
Para ello, la bancada morenista tiene los suficientes diputados plurinominales y a los uninominales y a los senadores de la primera minoría. Sin embargo, como dice el dicho, «a río revuelto, ganancia de pescadores».
Los partidos satélites, que como rémoras han ido pegados a Morena, nos referimos al PT y al Verde, quieren sacar raja política, de ahí el retraso de una semana del dictamen, posponiéndolo para el 6 de diciembre. Lo cierto, es que el presidente López Obrador tendrá que conformarse con una minireforma, no tan pretenciosa como la primera.
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