«Repite una mentira con suficiente frecuencia y se convierte en verdad», es una ley de propaganda con frecuencia atribuida al nazi Joseph Goebbels. Entre los psicólogos, esto se conoce como el efecto de la «ilusión de verdad» y seguramente eso lo sabe muy bien el presidente López Obrador, quien en su visita esta mañana por tierras veracruzanas, salió nuevamente a decir que el gobernador Cuitláhuac García es un hombre honesto. «Este señor (Cuitláhuac García) puede ser que no esté así (sonriendo) ya ven como son los publicistas, “oye, le falta carisma, enseña la mazorca”, pero lo más importante de todo, es un hombre honesto y eso era lo que necesitaba mi estado de Veracruz».
Desafortunadamente el presidente piensa que, si una mentira sale de su boca y ésta se repite constantemente, automáticamente se convertirá en verdad. Lo cierto es que los veracruzanos conocen muy bien quién es Cuitláhuac García, un hombre que miente y que está lleno de rencor contra los que considera enemigos de la 4T jarocha.
Como muestra, ahí está el encarcelamiento de Rogelio Franco Castán y de la extitular del IVAI. Ni hablar, no hay peor ciego, que aquel que no quiere ver la realidad.
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