Aunque mejor habría que preguntarle cómo administra ese acoso, cambiando a los acosadores de oficina como lo hiciera con su amigo Fernando “Q”, a quien le toleró por muchos años su conducta depredadora. Sobre su amigo Fernando “Q” la víctima refería: «El trato hacia mi persona desde hace más de un mes raya en lo déspota, misógino y grosero, ya que sus comentarios son denigrantes hacia cualquier servidor público; en especial hacía las mujeres, mostrando una actitud de acoso hacía aquellas que cumplen con sus ‘estándares de belleza’».
Claro, todos recordamos el trato que da el Bola 8 a los alcaldes que no se someten a sus caprichos, pero también el trato de los alcaldes que sí se someten a sus caprichos. Como es el caso de Javier Hernández Candanedo, quien hasta lo anda retratando en las paredes de Misantla. Por eso se necesita armar un circo el día de las comparecencias, para que este “payaso de rodeo” se luzca entre los diputados.