El documental muestra además cómo los directivos de los comités regionales de futbol, tales como la Concacaf, pedían de manera descarada sobornos para entregar su voto para que esos países obtuvieran la sede mundialista. Fueron muchos los acusados, fueron muchos los arrestos, fue mucho el cinismo de Joseph Blatter quien a pesar de las evidencias insistía en que en la FIFA no había corrupción. Uno de los detalles del documental que llama la atención es el cinismo de Joseph Blatter, quien aceptó ser entrevistado en este documental.
Como todo un político corrupto, su defensa siempre fue «toda persona es inocente hasta que se le demuestre lo contrario». Es decir, la justificación del ladrón que supo esconder muy bien los detalles del robo y que supo enterrar en un lugar que nadie sabe, el dinero robado; Blatter, como quien ha cometido el crimen perfecto, no deja de reír en el documental. Otro detalle es que, a pesar de las evidencias de un Mundial comprado con el dinero sucio, en unos días inicia Qatar 2022, y eso nadie lo pudo impedir.