Se imagina usted que en México el partido de mayoría, Morena, aliado con diputados de oposición pidieran la dimisión del presidente López Obrador. Realmente suena increíble. Sería más fácil que López Obrador pidiera la cabeza de todos los diputados de Morena a que ellos pidan la suya. Y es que en México el presidencialismo ha vuelto a imperar; el todopoderoso presidente es inamovible. No lo es así en los países europeos, donde los parlamentos guardan mayor equilibrio. En Inglaterra se anunció la dimisión de la primer ministra Liz Truss, quien sólo ha durado en el cargo 45 días.
Al parecer las medidas para garantizar la estabilidad económica de ese país no fueron bien vistas por el parlamento, quien de alguna manera le dio un ultimátum para que las corrigiera. Liz Truss prefirió ceder ante la presión por lo que este jueves 20 de octubre ella misma anunció su dimisión ante «la imposibilidad de cumplir con la agenda en un período de gran inestabilidad política e internacional».
Las propuestas de Liz Truss se basaba en impulsar «una economía de bajos impuestos y alto crecimiento que aprovechara las ventajas y las libertades del Brexit». Al parecer Liz Truss sólo fue elegida para los funerales de la reina y la coronación del rey Carlos de Inglaterra; al menos eso le quedará en el anecdotario.
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