Bonito negocio. El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) ha operado, desde que fue inaugurado, con pérdidas. De acuerdo con un reportaje de la revista Proceso, los pasivos del AIFA «se incrementaron, hasta el pasado junio, a más de 231 millones de pesos por las deudas con proveedores, la baja operación de la terminal y la escasa utilización de sus espacios comerciales. Así, la operación de las instalaciones de Santa Lucía se mantiene gracias a subsidios de las secretarías de Hacienda y de la Defensa». ¿Quién ha cubierto esos pasivos? Pues el Gobierno Federal, que hasta el momento ha aportado del presupuesto 231 millones 813 mil 812 pesos.
Las entradas de dinero al AIFA por vuelos, uso de instalaciones y locales comerciales es mínima. Esto porque al aeropuerto de la Cuarta Transformación no les paran ni las moscas. Mientras en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México ocurren mil 100 vuelos y aterrizajes diarios, en el AIFA sólo ocurren 30 vuelos diarios; esto desde septiembre, pero en los meses anteriores sólo había 12 vuelos diarios.
Si a eso no se le llama fracaso, entonces no sabemos qué es. Vale mencionar que López Obrador decidió cancelar el proyecto del aeropuerto de Texcoco, debiendo pagar miles de millones de pesos por indemnización a contratistas. Pues a eso sume las pérdidas mensuales del AIFA y se dará cuenta de lo que nos han costado los caprichitos del presidente.
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