AMLO destapa a Dante… ¡Error!

Dante
AMLO destapa a Dante… ¡Error! FOTO: WEB
- en Opinión

Edgar Hernández * Destapar a lo pendejo trae sus consecuencias.

Poco ayuda a la causa morenista, al propio Peje, malocuparse en andar destapando a opositores a su régimen como efecto distractor para que el pueblo bueno ya no siga pensando en “El Rey del Cash”.

De nada sirve abrir dentro del partido de su propiedad a nuevas corcholatas como Monreal o al apestoso de Fernández Noroña, cuando todo mundo sabe que su tapada es la señora Sheimbaum.

Y a nadie engaña con sus toscas jugadas sucesorias sacadas del echeverrismo. Eso de jugar al “Tapado”, a los destapados y a los empinados, es algo muy manido en política.

El caso Dante.

Llama la atención que entre los enlistados de AMLO rumbo a la sucesión, el genio de Palacio “descubra” a 43 posibles aspirantes presidenciales de la oposición rumbo al 2024, entre ellos ex Secretarios de estado, influencers, gobernadores, periodistas, legisladores y líderes partidistas.

En la abrumadora lista de los 43, destacan acérrimos enemigos como Claudio X. González y Chumel Torres, este último ocurrente comentarista que ha hecho pedazos a la esposa del mandatario Beatriz Gutiérrez, llamándola “nacadiiiiisima”.

En la lista de las corcholatas opositoras también figuran sus malqueridos está Loret y Ricardo Anaya, autores de los infartos que le han dado al primer mandatario, así como dos prospectos de buen talante y con alta posibilidad como son Luis Donaldo Colosio y Enrique de la Madrid.

Y, por supuesto que en esa pléyade llama la atención Dante Delgado Rannauro, otrora aliado de AMLO y, del 2017 para acá, recalcitrante opositor al régimen al que ha descalificado con destreza y contundencia a través de cartas abiertas en donde lo menos que le dice que es un narcisista, frívolo, vanidoso y pedante.

Craso error, por tanto, comete el veterano de Palacio al meter a Dante en el juego sucesorio.

Es bien sabido que Dante, quien gobernó Veracruz cuatro años en un interinato cuando solicita licencia Fernando Gutiérrez Barrios, de quien abrevó las mejores enseñanzas y juegos de poder.

De su mentor, el alvaradeño conoció de primera mano que hay en los sótanos del poder; cómo se mueve la nomenklatura y cuáles son las herramientas de la negociación que eventualmente lo llevarían al máximo cargo de elección popular.

Dante sabe de tiempos y circunstancias y es un fiel creyente de que la política no es… va siendo.

A diferencia del hoy motejado como el “cacas” que en el tránsito de los últimos días ganó el apelativo del “cacash”, Dante es un hombre preparado en la política y las letras, es un personaje que ha vivido el infierno y la gloria; que tuvo poder en la misma proporción que las venganzas presidenciales mismas que lo llevaron a ser carne de presidio.

Sabe de política, más que de cajas chinas y a la retórica pocos le ganan ya que su enérgico discurso, impostado o no, convence.

En Veracruz hay un sector que lo tacha de traidor a Don Fernando, pero también otro que reconoce las grandes obras y transformación que hizo de la entidad.

Sabe de mañas y entiende que en política todo lo que se puede comprar es barato y no olvida que para ganar terreno no importa inventar problemas políticos o sociales ya que como gestor de ellos, sabe cómo resolverlos.

Dante es un político con enemigos de toda laya pero no es de rencores como López Obrador. Sabe cumplir lo que promete y es atrevido en las grandes decisiones.

Después de la cárcel abdica de PRI, forma su propio partido. Se alía, se desalía. Se va por la libre y tiene la suficiente imaginación –otros le dicen visión- para seleccionar candidatos que no das un peso por ellos, pero al final del día resultan ganadores.

Confía en los jóvenes, pero no en los viejos priistas mañosos, menos en los que le juraron amor eterno y terminaron mentándole la madre.

Por tanto, que el Peje de cuerda a Dante es peligroso.

El “viejo achacoso, como se autodenomina, cree que puede jugar con fuego, pero con Dante es riesgoso ya que es Bonzo.

Aun presente en el imaginario colectivo está esa admonición que le hizo a AMLO ya presidente cuando lo acusó de «Traición a la Patria” o aquel célebre discurso donde evoca al pensador David Owen.

Owen dice que la enfermedad tiene estos síntomas: narcisismo, frivolidad, vanidad, grandilocuencia, absolutismo, autoelogio, pedantería, omnipotencia, megalomanía, arrogancia, impulsividad, aislamiento, obstinación, incompetencia. Basta escucharte en una mañanera para darse cuenta que tienes todos, que la hybris se apoderó de ti y acabó con el personaje que construiste cuando eras candidato”.

Tener a Dante en la candidatura presidencial, de concretarse y quedar al descubierto la verdadera intención del partido que dirige –Movimiento Ciudadano- habrá de representar un golpe fulminante para la Cuarta Transformación y la real opción del cambio al que eventualmente podrían sumarse los partidos opositores llevando en paralelo el respaldo ciudadano.

Se podrá, o no, estar de acuerdo con el estilo, personalidad y modos altaneros y sobrados de este Dante, pero es indiscutible que llena el perfil para subirse al ring electoral para disputar la “Silla Embrujada” con el entuerto pejista, Claudia Sheimabum o con el desacreditado Marcelo Ebrard.

¿Acaso el juego final está en aliarse con Monreal?

Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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