En una universidad como la UV, que ha dejado de importar, maestros y alumnos pueden hacer lo que se les pegue la gana; incluso ir de falda

Estudiantes y docentes de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana (UV) acudieron a clases en falda para quitar estigmas y promover que la vestimenta no define el género de las personas FOTO: WEB

Enfrentémoslo, la Universidad Veracruzana pasa por uno de sus peores momentos. De acuerdo con el QS World University Rankings, que es la clasificación mundial de universidades más confiable, la Universidad Veracruzana se encuentra en el lugar número 142 de las Universidades en Latinoamérica. La UV está en el lugar 27 de las universidades en México. Muy por encima de ella están las Universidades de Aguascalientes, Nuevo León, Yucatán, San Luis Potosí. Ahí se ha mantenido la UV, en ese rango mediocre. Por ello, que a unos alumnos y maestros de la Facultad de Derecho se les ocurriera ir de falda al campus no debería importarle a nadie, pues la Universidad Veracruzana ya no le importa ni a los que la dirigen.

Excusan maestros y alumnos, que vistieron de falda, que quieren romper estereotipos, que quieren verse incluyentes, diversos; arguyen que la vestimenta no tiene género, y creen que repitiendo esa falacia innumerables veces han de tener razón. No les importa el ridículo pues creen que las críticas a su postura es un precio que deben pagar; el ridículo es el contenido del cáliz que están dispuestos a tomar.

A pesar de eso no aguantan las críticas y se vuelven mordaces con sus críticos o con aquellos que no aplauden su “osadía”. Cursar la universidad ya no se trata de aprender, como en las redes sociales se trata de llamar la atención, de obtener likes, de acumular seguidores, de «romper con los estereotipos». Pero como hemos dicho antes, nada de eso importa, porque la excelencia ya no es una meta a perseguir en la Universidad Veracruzana.

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