La definición de jauría es un «conjunto de perros mandados por el mismo perrero que levantan la caza en una montería». Pero en sentido coloquial una jauría es un grupo de perros hambrientos que van sobre una presa para devorarla. Eso, dice Tatana Clouthier en conversación con don Enrique Galván Ochoa, es lo que rodea al presidente López Obrador, una jauría que «no deja avanzar los proyectos, le llevan mentiras. Además, todos están metidos en la sucesión presidencial». En esa misma conversación Tatiana Clouthier dijo que no fue una gota la que derramó el vaso, sino que fue un chorro. Ella le presentó su renuncia a López Obrador desde el 26 de septiembre.
El presidente trató de disuadirla, incluso le ofreció un mejor puesto, pero Tatiana, mujer de convicciones, no cedió: «Uno debe saber cuándo retirarse, no hay posición más importante que otra, hasta el público y la porra son un lugar importante. Me paso a la porra».
Sobre su salida el periodista Mario Maldonado señala: «La decisión de apartarse de la Secretaría había sido transmitida hace poco más de dos semanas a López Obrador, quien intentó disuadirla. ‘Me ayudas mucho si te quedas’, le dijo el presidente. Pero Clouthier ya tenía clara su decisión, básicamente por tres cosas: la dejaron fuera del acuerdo del Pacic 2.0 firmado con los empresarios, le hicieron el vacío en la presentación de la nueva iniciativa de política industrial y porque cargaría con el peso de las represalias comerciales que van a imponer Estados Unidos y Canadá contra México, si las consultas para dirimir las diferencias en el sector energético mexicano terminan en los paneles de controversias».
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