El cineasta del documental “Fraude: México 2006” debía reiniciar su carrera de cineasta en la Cuarta Transformación. Con apoyo del Programa de Fomento al Cine Mexicano (Focine) Mandoki se presenta nuevamente con Presencias, una película de terror que, a decir del director, habría de ser una de las mejores películas de terror en el cine mexicano. En México hay un director de cine de terror que después de varias décadas no ha sido superado. Nos referimos a Carlos Enrique Taboada, quien dirigió películas tan bien logradas como El libro de piedra, Más negro que la noche y Hasta el viento tiene miedo; vale mencionar que el guion de estas tres películas es de la autoría del mismo director. Y es que esa es la primera debilidad de Presencias, un guion malo sólo genera una película mala.
La historia no se conecta con sí misma, lanza anécdotas que no cuajan, que se pierden en la trama para dar paso a otras anécdotas que se vuelven a perder en la trama. Un hombre acude a la cabaña donde su hermana murió ahogada, arrastrada hacia el fondo por un espectro del que nunca se llega a saber su origen y al final ni siquiera se soluciona su participación en la muerte de su esposa. Se nota un esfuerzo desesperado del cineasta por crear momentos de tensión y suspenso y por ello acude a varios cliches del cine de terror, esos lugares comunes que sólo se ven graciosos en las películas del Santo o en las de Jorge Reinoso (Pánico en la montaña).
Las actuaciones son lo que salva un poco, muy poco la película. Alberto Ammann, ganador del Goya por Celda 211 hace mucho por el filme, pero no se puede echar a cuestas toda la película. Nuestra Yalitza Aparicio sólo es una excusa simple, un atractivo para ver la película más reciente de la nominada al Oscar, pero su actuación es irrelevante; lástima por la oaxaqueña. Presencias podría ser una de las peores películas de terror del cine mexicano.
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