Se subiría usted a un avión con confianza si sabe que el piloto tiene poca experiencia en manejo de vuelos comerciales o dejaría usted que le operara un médico cirujano, si éste carece de conocimientos elementales de medicina. Pues algo similar pasa con la llegada de Leticia Ramírez Amaya como encargada de la educación de los mexicanos. Su falta de conocimiento quedó en evidencia cuando no supo contestar una pregunta relacionada con la enseñanza de las matemáticas en alumnos de segundo grado.
No por algo la maestra Elba Esther Gordillo, exdirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), dijo que le hace “sentir pena” el nombramiento de Leticia Ramírez al frente de la Secretaría de Educación Pública. La polémica exlideresa señaló que la actual secretaria de Educación se ha dedicado a tareas burocráticas y administrativas, por lo que está separada de asuntos educativos.
Dijo que, por lo que ha visto, el gobierno no tiene claridad ni diagnóstico educativo. Lo cierto es que no hay un buen piloto a bordo en la SEP y con la llegada de Ramírez Amaya, el presidente de México manda un claro mensaje de que la educación de la niñez mexicana le importa un soberano cacahuate.
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