Durante los sexenios de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto, cada desatino de estos presidentes era celebrado con la cantaleta: «Estaríamos mejor con López Obrador». Eso es lo que pensábamos, porque suponíamos que Andrés Manuel, un luchador social, sabría conducir mejor al país. Sin embargo, cuatro años nos han bastado para darnos cuenta que López Obrador no supo gobernar, no tiene intenciones de gobernar bien, que lo que a él le importa es tener el poder por el poder, al «haiga sido como haiga sido».
Si bien es cierto que la pandemia de coronavirus y la guerra de Rusia contra Ucrania han puesto en jaque a las naciones del mundo, también es cierto que otros países han tomado medidas estrictas y adecuadas para que la inflación se vea mejor contenida y no afecte a los ciudadanos. Pero en México no ha sido así. Las malas decisiones de López Obrador, más políticas que prácticas, han puesto al país muy cerca de su quiebre.
No supo manejar la pandemia, los millones de muertos son testimonio de ello; no supo contener la inseguridad y la violencia, los millones de muertos son testimonio de ello; no supo contener la inflación, el 8.7 por ciento es testimonio de ello. En las casas las familias son cada vez más pobres, porque el dinero alcanza para menos. A estas alturas sí podemos decir: «Estaríamos mejor sin López Obrador».
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