Nadie, pero nadie en este momento, sabe hacer política con más colmillo que López Obrador. Excepto Ricardo Monreal quien como el salmón canadiense nada contra corriente venciendo los obstáculos que se le han presentado. Otro político que podía hacerle sombra, es Porfirio Muñoz Ledo, sin embargo la edad se le ha venido encima, lo mismo pasa con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, quien ha tenido que lidiar con los achaques propios de su edad. Políticos como Manuel Camacho Solís, que conocían el tejemaneje del sistema político mexicano se han ido y no hay simiente que tejan finito como ellos lo hicieron.
Otro político que conocía muy bien las coladeras y el drenaje del sistema político mexicano fue Don Fernando Gutiérrez Barrios, quien combinaba su brazo duro con la negociación. Y qué decir del mismo Carlos Salinas de Gortari, quien con su sola mirada podía controlar a su gabinete. Desde luego, que sus resultados y consecuencias de su modo y estilo de gobernar es otro cantar. Pero en lo que se refiere a contar con los tamaños y talantes para efectuar su trabajo, eran insuperables.
Hoy Noroña ni Marko Cortez, mucho menos Claudia Sheinbaum pueden ponerse a la estatura de la chucha cuerera que lleva las riendas del país. Desde luego que otro, que al igual que Ricardo Monreal, que pudiera ponerse al tú por tú con el de Macuspana, Tabasco, es Marcelo Ebrard, su eficiencia y trabajo dejo constancia al alzarse como el mejor negociador de la vacunas contra la pandemia en los dos últimos años. Sin embargo, en estos momentos, para bien o para mal del país, todos los reflectores apuntan hacia Andrés Manuel López Obrador, al menos por los próximos dos años.
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