El enojo es como lo gripe, este no es fácil de ocultar, y el presidente López Obrador no ha podido ocultar la molestia que le causa enojo. Resulta que en su conferencia mañanera, el presidente descartó que su hermano Pío sea corrupto, y calificó como “politiquería” el proceso en su contra. Y es que, por sentido común el presidente tenía que defender a su carnalito, ni modo que dijera que este era culpable, sería como darse un balazo en el pie.
De modo que, cuando le preguntaron, sobre el tema, el ejecutivo federal dijo que no se presentará personalmente a comparecer en la investigación que se sigue contra su hermano —por la presunta comisión de delitos electorales en 2015—, pero enviará un escrito.
“No tengo nada de qué avergonzarme; no hay ningún problema y deberían entregar toda la información al INE, esa institución tan respetable”, ironizó un presidente que no puede disimular el entripado que le causa el tema de su hermano Pio. Por cierto, varios medios señalan que el desgaste y daño ya está hecho, sea cual sea el resultado de esta indagación familiar.
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