La joven de 18 años fue encontrada encerrada en su domicilio con los cadáveres putrefactos de su madre y de su tío, a quien ella cuidaba porque era un enfermo mental. Señalan reportes periodísticos que las condiciones en que vivía Karla y su familia eran infrahumanas. No tenían luz ni mesa donde comer, no tenían excusado por lo que vivían en medio de orines y heces fecales. Desde que Karla tenía 14 años su madre acusó a la joven de maltrato; en la Procuraduría de la CDMX había cuando menso cuatro carpetas de investigación.
Pero no sólo eso, la madre de Karla también había interpuesto denuncias de robos amenazas en contra de los vecinos. De hecho, en prisión se encuentra un hombre acusado de haber violado a Karla; los vecinos que conocieron el caso señalan que el hombre es inocente, y que la madre de Karla usaba a su hija para hacer estas acusaciones que a cambio de dinero podía retirar.
Este es el entorno en el que vivió Karla durante muchos años, una joven que salía al mercado de Mixcoac a cantar para que le dieran unas monedas y que poco a poco, con los maltratos y su conducta agresiva, fue perdiendo poco a poco la razón.
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