Mientras el presidente López Obrador pregona su política de pobreza franciscana, su hijo, el velado cabildero de Baker Hughes, se pasea por las playas de Acapulco. José Ramón López Beltrán se hospedó en el Banyan Tree Acapulco, cuya habitación más lujosa, de acuerdo con Expedia, puede llegar a costar hasta 22 mil pesos por noche. Uno de los visitantes descubrió al hijo de AMLO a su esposa y dos hijos y les tomó una foto para compartirla en redes sociales. Y es que en un país donde el presidente pregona que nos debemos conformar con un par de zapatos, para muchos resulta incongruente que el hijo del presidente se dé esa clase de lujos.
Una vez que las fotos se hicieran públicas, José Ramón López Beltrán compartió las fotos con la siguiente leyenda: «Estuvimos en Acapulco. Fuimos a ver el atardecer en ese hotel con vista espectacular. Nos tomaron fotos una familia que al parecer no les gustó que estuviéramos ahí. Ojalá el clasismo y el racismo se acabé en México».
No señor López Beltrán, no es racismo ni clasismo, las críticas son por la incongruencia de su padre, de la cual quizá usted no es culpable. Sin embargo, revisando sus redes sociales, al parecer usted promueve todas las políticas de su padre el presidente; claro, las promueve de dicho, pero no de hecho. Eso se llama incongruencia.
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