Cuando un gobierno golpea y lastima a sus maestros en lugar de darles reconocimiento, éste es un gobierno fallido. Sobre todo cuando las exigencias y protestas magisteriales son justificadas. En Tabasco, los maestros fueron golpeados por exigir el pago retroactivo de un incremento salarial que no ha sido comprobado, si en verdad éste, alivianará la condición precaria que vive el magisterio mexicano. Los maestros se manifestaron primero en Congreso local, después se trasladaron al palacio de gobierno, para que los atendiera Carlos Manuel Merino, gobernador interino.
Sin embargo, el funcionario se negó a atenderlos, por lo que los maestros bloquearon la avenida 27 de Febrero; una hora después, los docentes fueron informados de que el mandatario local los atendería el día de mañana. Sin embargo, los docentes se sintieron agraviados y determinaron seguir con el bloqueo.
Como respuesta, el gobierno tabasqueño mandó más de 100 policías y, con lujo de violencia, desalojaron a los docentes. Esta acción inmediatamente tomó dimensiones a nieve nacional. Ojalá y que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, tome cartas en el asunto y recomponga las relaciones con el magisterio tabasqueño.
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