¿A quién quieren engañar? Los sueldos en funcionarios públicos de alto nivel no importan, su fuerte está en el saqueo y las mochadas

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Corrupción FOTO: WEB

¿Usted cree que el gobernador de Veracruz sería capaz de exponer su estulticia e ineficacia por sólo 60 mil pesos mensuales? ¿Usted cree que en verdad los sude? Para nada. La austeridad republicana, y después la pobreza franciscana, es una de las tantas jaladas del presidente López Obrador, un espejito brillante que le vendió a sus seguidores, quienes creen todo lo que sale de su boca.

Los que conocen los intestinos de un gobierno, las vísceras de la función pública saben que las percepciones de dinero más sustanciosas de un funcionario de alto nivel están en las compensaciones, en las mochadas, en las cuotas que imponen a los subordinados que colocan en alguna dirección; el dinero que enriquece a un funcionario corrupto está en las empresas que inventan y que funcionan como proveedoras, como contratistas; empresas fantasma que reciben millones y millones de pesos en billetes de baja denominación que se acomodan en cajas de huevo, que se almacenan en aljibes, en bodegas.

Por ello, el tema de los sueldos de los funcionarios públicos es cosa de risa. Un ejemplo claro. En el Congreso de Veracruz el presidente de la Junta de Coordinación Política, Juan Javier Gómez Cazarín, tiene dado de alta una treintena de medios informativos inventados al vapor, lo cuáles tienen convenios jugosos y que van a parar a las cuentas de este hampón que se reinventa como un hombre de familia, digno de representar a Veracruz en el Senado.

Por eso, dejen de preguntar por los sueldos de los funcionarios, ellos son capaces de decir que su sueldo lo donan a los niños pobres del pueblo de donde salieron.

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