No es tan difícil conseguir una docena de acarreados. Si eres funcionario público puedes obligar a tus empleados para que vayan y armen un pequeño mitin a favor de alguien; so pena de que quien no vaya se le podrá descontar un día de trabajo o de plano se le pondrá en la lista negra de la oficina. Otra manera de conseguir esos acarreados es pagarles unos 500 pesos por cabeza, lo que vendría siendo unos 6 mil pesos por porra comprada. Es por ello que a nadie apantalla que una o dos docenas de acarreados hayan acudido al hotel donde se hospedaba en Xalapa la secretaria de Energía, Rocío Nahle, la responsable de la inoperatividad de Dos Bocas, una refinería que no lo es y que posiblemente lo será para cuando López Obrador ya no sea presidente de México.
Con este tipo de actos “baratos” los que apoyan a Rocío Nahle, empezando por el gobernador Cuitláhuac García, creen que se puede opacar la inconmensurable corrupción que la zacatecana arrastra desde Dos Bocas. No sólo el esposo de la Nahle está metido en la contratación de las empresas que operan en Dos Bocas.
También personajes oscuros que operaron para Odebrecht están adentro. Investigue usted en los medios la trayectoria de Leonardo Cornejo Serrano, quien recibió en sus oficinas de PEMEX a Luis Meneses Weyll, director de Odebrecht en México, ¡unas 47 veces! El otro personaje es Juan Carlos Tapia Vargas, denunciado penalmente por huachicoleo del poliducto Tula-Salamanca, por lo que fue encontrada culpable de operaciones irregulares con Odebrecht y sancionada por la Secretaría de la Función Pública en el 2019. Pues estos dos siguen operando para la Nahle en Dos Bocas. ¡Corrupción pura que con porras no se borra!
Comentarios