Por la cercanía con López Obrador durante muchos años, pero sobre todo durante las dos últimas campañas políticas, una que perdió y otra que ganó, se auguraba un futuro promisorio para César Yáñez. Cuando menos se pensaba que llegaría a ser el vocero de la Presidencia. Pero no, de última hora alguien lo empinó o él se empinó solito. César Yáñez se casó con Dulce María Silva Hernández. La boda, cabe recordar, fue motivo de polémica pues el enlace apareció hasta en la revista de sociales Hola, donde se ventanean los fifís.
Pero no sólo eso, después se descubrió que la esposa andaba en asuntos de tráfico de influencias, y se esperaba que estando su marido en el primer círculo del presidente, más tráfico habría de ensayar. Tanto que le había costado a César Yáñez llegar a donde estaba para que al final diera el tropezón.
El secretario de Gobernación, Adán Augusto López nombró la mañana de este miércoles 29 de junio a César Yáñez en la subsecretaría de Desarrollo Democrático Participación Social y Asuntos Religiosos. Tal vez no era lo que Yáñez esperaba, pero que agradezca que lo levantaron de entre los muertos.
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