En su mañanera el presidente exhibió a Jesús Ernesto: «Ayer mi pobre hijo, que lo amo, está excedido de peso, ya saben cómo es la edad de adolescencia, ah sale una foto y con saña lo atacan, eso es una cobardía, el problema es conmigo, no con él. Hasta en las verdaderas mafias se respeta a la familia». ¿Tiene usted adolescentes en casa? ¿Los deja comer lo que se les pega la gana? ¿Les advierte usted de los problemas que causa el sobrepeso en la adolescencia para cuando se llega a una edad adulta?
El presidente ni siquiera debió mencionar el tema. El presidente debió tomar medidas en casa para que su hijo no padezca más sobrepeso, lo que le podría ocasionar diabetes juvenil. Pero el presidente avergonzó a su hijo para pegarle a sus adversarios: «Lo entiendo, es su grado de desesperación, porque no pueden y no pueden porque no le tienen amor al pueblo». ¡Así o más vil!