Cuando el padre es alcahuete con sus hijos y los justica en su mal comportamiento, seguramente habrá muchas consecuencias. En la historia bíblica se habla de los hijos del sumo sacerdote Elí, el registro dice: «Pero sus hijos no anduvieron por los caminos de él, sino que se desviaron tras ganancias deshonestas, aceptaron sobornos y pervirtieron el derecho». El presidente López Obrador, como el tibio Elí de la antigüedad, ve cómo el gobernador Cuitláhuac García pervierte la ley y el derecho en Veracruz y en lugar de llamarle la atención, le lanza loas y aplaude su comportamiento tirano.
Esto da como consecuencia que el pequeño gobernante jarocho se hinche de soberbia y no cambie su proceder, desde luego para perjuicio de los veracruzanos. Prueba de ello es que el gobernador Cuitláhuac García sigue empeñado en mostrarse como un tirano; simplemente no quiere admitir que José Manuel del Río Virgen fue liberado por un tribunal, porque en la fiscalía veracruzana no pudieron establecer, mediante pruebas, un caso en su contra.
Por tal motivo, el gobernador veracruzano ya no piensa con la cabeza y se deja llevar por sus intestinos y, sin dudar, amenaza con continuar las presiones en contra de quien es un cercano colaborador del senador Ricardo Monreal.
Comentarios