Cuánta razón tenía el Parlamento Europeo, en el que se indicaba que México sería el país más peligroso para el periodismo. La muerte de Luis Enrique Ramírez viene a confirmar que así es. Ya van nueve muertes de comunicadores en México, y 34 en lo que va del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador. Desafortunadamente los organismos que han sido creados para supuestamente proteger a los periodistas no han cumplido con el trabajo para el cual fueron creados.
Al menos en Veracruz, la Comisión Estatal para La Atención y Protección de los Periodistas (CEAPP), sólo ha servido como agencia de colocaciones o para pagar favores a personajes que no tienen nada que ver con protección a los comunicadores.
Ojalá que el gobierno de la cuarta Transformación de verdad se aplique y eche andar una verdadera política de protección a los periodistas, es una necesidad apremiante, no sólo para garantía de los comunicadores, sino también para garantizar la libertad de expresión en nuestro país.
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