Para el presidente López Obrador, el fin justifica los medios y si se trata de mantener a Morena en el poder, tenga por seguro que hará hasta lo imposible para que así sea. Y es que resulta muy curioso que, a pesar de que el presidente sabe que necesita mayoría absoluta para que pase su propuesta de reforma electoral, la haya mandado al Congreso Federal el día de ayer. Algunos analistas creen que, como en el caso de la reforma eléctrica, el presidente López Obrador buscará que el rechazo a esta propuesta por el Congreso le signifique respaldo por parte de los ciudadanos.
En otras palabras, el presidente intentará a toda consta convertir la negativa de los partidos opositores en críticas por rechazar presuntamente una participación más directa de la ciudadanía en la definición de la autoridad electoral y en la reducción del costo de la democracia. De ese modo podrá tachar a los que rechazaron su reforma electoral como traidores a la patria y pretenderá que el pueblo salga a las calles a presionar.
Esa es su tirada, no obstante, el Ejecutivo federal deberá considerar que “el pueblo bueno” ha demostrado pereza e indiferencia en las tres últimas consultas que ha impulsado la 4T. De modo que mantener a Morena en el poder, no será nada fácil, a pesar de que su gobierno siga dilapidando recursos en comprar clientela electoral.
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