Sonó el teléfono, la orden fue: «Busca apoyo externo», entonces la jefa de Gobierno habló y negoció personalmente con dirigentes de organizaciones afines al presidente, como el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el de Electricistas (SME) o grupos como Demócratas por la Ciudad (formado por exgobernantes perredistas), sólo de esa manera, la aún “consentida” del señor del Pozol pudo sacar el 19 por ciento de la votación. Con esas tenues cifras, Claudia Sheinbaum pudo tener un poco de oxígeno en sus pulmones para que pudiera elevar la voz y decir que «México es una ciudad obradorista».
Sin embargo, ella sabe que, con esas cifras, su anticipada precandidatura sólo pende de alfileres en el tablero de su protector. Además, no ha pasado desapercibido el trabajo que ha realizado Marcelo Ebrard, quien en algunas encuestas lo colocan como el adversario a vencer. Por otro lado, agazapado como un experto felino, Ricardo Monreal sólo espera un paso en falso para levantar la cabeza y tirar el zarpazo.
Asimismo, los resultados que se tuvieron en Tabasco catapultan de la carrera presidencial al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, muy a pesar de que, en días anteriores, el Ejecutivo federal lo haya descartado. Todo ello seguramente mantiene cauta y nerviosa a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
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