Pío, Martinazo, Felipa, José Ramón López Beltrán, Carolyn Adams, Baker Hughes, estos nombres ya son del dominio público gracias a Carlos Loret de Mola. Es por ello comprensible que el presidente López Obrador no se pueda sacar al periodista de la mente; seguramente en las noches se despierta pronunciando su nombre: «Carlos, Carlos, Carlos Loret».
En la mañanera de este viernes nuevamente se volvió a escuchar ese nombre: «No soy corrupto, entonces Loret piensa que yo soy como él, o Claudio X. González, y toda esta gente deshonesta, inmoral y quieren enlodarnos, pero van saliendo las cosas. Para ser opositor se necesita tener autoridad moral, un corrupto está muy difícil que pueda enfrentarse a un gobierno, lo hacen polvo». Tal vez el presidente no se ha dado cuenta, pero su autoridad moral está hecha polvo.