Juan David Castilla / Empleados denunciaron que en la Unidad de Medicina Familiar número 10 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ubicada en la ciudad de Xalapa, han sido víctimas de abuso de autoridad por parte del encargado de la administración, identificado solo como Marco Antonio.
Esta persona lleva dos años como encargado temporal y es acusado por los afectados como un jefe autoritario que abusa de su cargo para favorecer a otros y entorpecer el servicio a los derechohabientes.
En los 24 meses que lleva al frente del nosocomio, señalan, ha dejado espacios sin cubrir, adeuda el pago de horas extras, ocupa vocabulario agresivo o amedrenta a todo aquel personal que exige sus derechos laborales.
“Ellos no cubren, si la compañera de a lado está dispuesta a apoyar, ahí se compensa pero se le está cargando una actividad extra, descuida su consultorio y no le pagan. Es ahí cuando vienen las quejas del derechohabiente”, expresaron de manera anónima.
La situación ha sido denunciada al área interna del hospital, pero los afectados señalan que existe una amplia amistad y acuerdo para que las quejas no procedan.
“Cada trabajador ha hecho sus oficios, la anterior secretaria del sindicato estaba aliada con él. Para proceder a otras instancias debe salir el documento de la unidad, como no hay, no existe antecedente. Cuando pedían informes sobre cómo iban, les decían que se estaba haciendo lo que marcaban los procedimientos pero desaparecían las quejas”, añadieron.
Ejemplificaron que los empleados que tramiten una “Txt”, que dentro del instituto es cuando alguien más debe cubrir su espacio por permisos familiares, no son autorizados a menos que sean sus empleados “favoritos” y que no hayan tramitado quejas por su abuso de autoridad.
Algunos afectados han tenido que faltar por la inexistencia al diálogo y acuerdo, pues la posibilidad de pedirlos a cuenta de vacaciones quedó excepto a los “problemáticos” que piden respeto a sus derechos laborales.
Los afectados comentan que existe un presupuesto para entregarlo a empleados que cubren los permisos, monto que desconocen su destino final, pues las horas extras no se han pagado en dos años.
“No damos abasto al momento de atender al derechohabiente. Los trámites los retrasa porque se lo toma personal. El director lo respalda, no apoya al personal, no atiende ni a pacientes, ni a personal porque siempre tiene la puerta cerrada”, agregaron.
Además, reprocharon que los permisos por estar enfermos o tener a un familiar delicado de salud, tampoco son aprobados a menos que sean sus “amigos”.
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