Una mujer que no pierde oportunidad para quedar bien con López Obrador, incluso a costa de su dignidad; una mujer que por sus influencias pide dinero al gobierno federal para prestar mujeres indígenas con intereses hasta 12 veces superior al interés que se lo prestaron. Esa mujer es Patricia Armendáriz, a la que regalaron una diputación federal por Morena y que paga como la más abyectas de las aduladoras del presidente López Obrador. Pues esta mujer que no sabe lo que significa la palabra dignidad, ya levantó la mano para decir que ella quiere ser presidenta de México. Antes de ella el diputado esperpéntico Antonio Pérez Garibay, padre del piloto Checo Pérez, dio a conocer sus aspiraciones presidenciales: “Quiero ser presidente de México este 20-24, lo intentaré y vamos ir con todo”, dijo uno de los diputados de Morena más desequilibrado.
Ante ese destape, Patricia Armendáriz se entusiasmó y anotó en su cuenta de Twitter: “Creo que los #empresarios de la #4T haríamos un excelente papel para tratar de llenar los zapatos de nuestro presidente @lopezobrador_ así que anuncio yo también mis aspiraciones presidenciales. ¡Arriba las mujeres!”.
De inmediato en redes sociales la tundieron. Alguno de los comentarios son los siguientes: “Pues si el Ganso llegó a ser presidente, cualquier güey puede”; “Que buen chiste!!!!! Te falta mucho, sobre todo humildad y empatía, estás llena de soberbia @PatyArmendariz. Aún recuerdo la prepotencia con la que tratabas a los emprendedores de @SharkTankMex, no quisiera pensar cómo tratarías a los demás…”; “PREPOTENTE, así es la tiburona, así que tendríamos otro AMLO, versión femenina”. ¿Acaso pensó la Armendáriz que le iban a aplaudir su desplante?
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