El mito de las sirenas habla de unas criaturas que poseen el don de la música y pueden cantar de manera tan hermosa que quiebran la voluntad de los hombres. Sin embargo, su canto los lleva a la muerte. Por eso, actualmente a los engaños fatales se les llama “cantos de sirenas”. El poder político es muy semejante a este canto, casi ningún mortal se puede resistir a él. El dueño de ese poder, siempre está rodeado de flashazos, ruedas de prensa, entrevistas, su calzado es del mejor, las guayaberas de lino Murano y ropa de marca comienzan a llenar su closet. Sin embargo, en muchas ocasiones, al ser seducidos por el poder, comienzan a perder el piso y de ser defensores, se convierten en tiranos.
El caso de Daniel del Ángel Hernández es un claro ejemplo de cómo alguien con poder puede camaleónicamente adaptarse al sistema, no importa si pisa los derechos de otros. Y es que, el aun líder del MMPV, tan pronto tuvo poder, colocó a su cercanísima maestra, Lucero Velazco Arellano como su secretaria particular en el ayuntamiento de la Ciudad de los 30 caballeros.
Total, ya conocía el caminito, ya antes en alguna negociación bajo la sombra de las siglas del MMPV, logró que su esposa, Elizabeth Lara Hernández, se quedara como jefa de materia de la Carrera de Ingeniería Industrial en el Instituto Tecnológico Superior de Tantoyuca sin contar con la más mínima experiencia. Total, para eso es el pinche poder.
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