Desde el 2013, año que en que se dio la lucha para echar abajo la mal llamada Reforma Educativa, la Coordinadora hizo presencia para apoyar a los maestros que salieron a las calles sin liderazgos absolutos. Sus métodos poco ortodoxos y radicales, como el tomar casetas y avenidas, se extendieron por todo el terreno veracruzano. Como todos los sabemos, con la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador y con su mayoría en el Congreso Federal, finalmente ésta fue sepultada en el olvido. Poco tiempo después se consolidaría el Movimiento Magisterial Popular Veracruzano, una agrupación que prometía mucho, pero que no supo fortalecer la estructura de sus bases.
Hoy, está a la vuelta de la esquina la renovación del Comité Ejecutivo de la Sección 32 y sería bueno que el MMPV recordara el intento de la renovación anterior, donde fueron chamaqueados por los prehistóricos miembros de la nomenclatura llamada Equipo Político. Es cierto que sus banderas son justas, sin embargo, su efectividad no lo es.
El MMPV y la CNTE en Veracruz se quedaron con un discurso zapatista desgastado y caduco. Sus líderes, ya sin ninguna bandera que enarbolar, fueron rebasados por sus propias bases y fueron secuestrados por una lucha, en un contexto dinámico, que exigía que se renovaran. Algo que olvidó por completo el MMPV y la otrora poderosa CNTE. Al menos en Veracruz, tiene más fuerza un Tehuacán sin gas que la CNTE.
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