Una historia de amor

Amor
Don Ignacio Báez Rodríguez y doña Raquel Caballero Rangel, una historia de amor FOTO: XALAPA ANTIGUO
- en Opinión

Jorge Díaz Bartolomé / Cuantos relatos se cuentan en una ciudad cambiante, historias de vida, sobre todo si se trata de un amor verdadero. Este año don Ignacio Báez Rodríguez y doña Raquel Caballero Rangel cumplen 63 años de casados. En entrevista, el matrimonio nos esperaba en la sala de su hogar con una sonrisa.

Don Nacho nació en Chichicaxtle, Veracruz, hijo de un productor de frutas y verduras, desde muy joven se fue con su señor padre a Loma Bonita, Oaxaca, capital de la piña para vender fruta; su estancia no se prolongó mucho, así que regresó nuevamente a Xalapa, para entonces Nacho había cumplido 14 años. En la capital del estado se inició en el oficio del lavado en seco como ayudante en una tintorería llamada 20 de Noviembre, ubicada en la avenida del mismo nombre, muy cerca de la tienda “El Muñeco”, corría el año 1951.

Tiempo después se empleó en la tintorería La America en la calle Alfaro, propiedad de don Antonio Flores; tiempo después en la tintorería Paris de don Raúl Santos y la tintorería Brasil en la calle Juárez; todo esto le dio a don Nacho una amplia experiencia. Eran tiempos en que la tintorería “El Avance del Cisne Blanco” era considerada la mejor de ciudad. Posteriormente logró abrir junto con su hermano una tintorería en la calle JJ Herrera a la que llamaron “La Francesa”, este establecimiento marcaría para siempre la vida de don Nacho.

Había llegado el momento de independizarse y fue así que abrió su primera tintorería en la calle Guerrero, llamada “Roma”; sin embargo, el destino le tenía preparada una nueva oportunidad, don Ramón Campos decidió traspasar su tintorería “Xalapa” de la calle Ursulo Galván a don Nacho, corría el año 1970.

Doña Raquelita es originaria de Mineral de Angangueo, Michoacan; desde muy pequeña llegó junto con su familia a vivir a Plan de la Cruz, muy cerca del “Atoron”, allá por los rumbos de Briones; por situaciones familiares y creencias religiosas se vieron en la necesidad de cambiar su residencia a esta zona del municipio de Coatepec. Raquelita trabajaba desde muy joven en una bonetería en Xalapa, es por ello que tenía que tomar diariamente el autobús y la terminal de la línea Excélsior se ubicaba en la calle JJ Herrera, frente al Parque Juárez.

La historia de cómo se conoció esta feliz pareja es curiosa, ella se bajaba del autobús, muy cerca de “La Francesa”, donde trabajaba Nacho. Una de sus anécdotas, nos cuentan, es que fueron a ver a Pedro Infante cuando se presentó en el Estadio Xalapeño aquel lejano febrero de 1956, fecha en que coronaron a Pola Baltazar. Ese día vieron la loma del estadio “repleta” de gente que no pudo pagar su boleto, fue así que el ídolo de México salió a decirles a todas las personas que pasaran, de otra forma no cantaría. (En la foto en blanco y negro iban rumbo al estadio).

Don Nacho también recuerda que era un buen intérprete de Pedro Infante y se animó a participar en un concurso de canto en la XEJA, era una canción ranchera pero le habían puesto música de orquesta, afortunadamente no le tocaron la campana. La Tintorería Xalapa es un establecimiento con mucha historia, actualmente su hijo Fernando continúa la tradición. Aplausos para doña Raquelita y don Nacho. -Xalapa Antiguo.

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