El gobernador de Veracruz pensó que sus chantajes a la Suprema Corte de Justicia de la Nación tendrían algún efecto en la decisión de los magistrados sobre la derogación del delito ultrajes a la autoridad. El ingeniero, metido a jurista, les dijo a los magistrados: «De declararse inconstitucional el delito de ultrajes a la autoridad, se creará un vacío legal ante hechos y conductas que en la realidad suceden, que no se podrá sancionar con otros delitos ya que los bienes jurídicos que protegen son distintos en consecuencia, podría suceder un incremento en las agresiones a quienes ejercen funciones de seguridad pública». Pobre tonto, ingenuo y charlatán.
Cuitláhuac García y su fiscal espuria tienen prendidos con alfileres las detenciones de mucha gente, por eso advirtió que, si se deroga el delito de ultrajes a la autoridad, entonces decenas de criminales saldrían de la cárcel. Hicieron mal su trabajo en las detenciones, en los procesos, en las vinculaciones a proceso, en las investigaciones y ahora tienen miedo porque eso quedará al descubierto pues la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha declarado, por mayoría de votos, la inconstitucionalidad del delito ultrajes a la autoridad en Veracruz.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación está por encima de las ineficacias de un gobierno, por encima de su incapacidad para llevar procesos jurídicos adecuadamente; no le iban a dar el gusto a un gobernador chambón que ha ocupado el delito de ultrajes a la autoridad para reprimir a sus adversarios políticos.
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