«Andrés Manuel se volvió más el líder de una secta que de un país», lo comenta Salvador García Soto. Más que un estadista internacional, es un presidente aldeano

Caricatura de AMLO y su misión cumplida FOTO: WEB

Interesante el análisis que realiza el periodista Salvador García Soto en su columna de El Universal. El periodista se remite a la frase dicha por el presidente de México a unos periodistas con los que hacía un recorrido por Palacio Nacional: «Ya no puedo más». Y es que tal vez el presidente ya se ha dado cuenta de su temprana derrota, se ha dado cuenta de que su Cuarto Movimiento, a pesar de las buenas intenciones, nació muerto.

Dice García Soto: «López Obrador no fue ya, ni lo será en lo que resta de su mandato, un estadista o un líder con tamaño y presencia internacional. Será y ha sido, en todo caso, un líder social y carismático que pasó de ser antisistémico y algo disruptivo y de concitar una expectativa de cambio en 30 millones de votantes, a reducir y empequeñecer su liderazgo y también su base de apoyo social. En la medida que se radicalizó cada vez más y que despreció y abandonó a las clases medias, a los pequeños y medianos empresarios, a las víctimas de la violencia, a los científicos, a los estudiantes, a las mujeres, a los niños con cáncer y a cualquier otro sector que no le profesara lealtad ciega, Andrés Manuel se volvió más el líder de una secta que de un país»

¿Qué le queda al presidente? Esperar a que pase el tiempo, rogar a Dios porque ya no se descubra más corrupción en su familia y dejar que las sectas de Morena elijan a su sucesor sin que la sangre, que en esta lucha se derramará, llegue al río.

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