¿Es exigible de un particular la misma transparencia que de un servidor público?, esa pregunta merece una respuesta, sobre todo de parte del señor presidente. Cantaba Julio Iglesias que él había tropezado con la misma piedra y con el mismo pie y tal parece que al presidente Andrés Manuel López Obrador le pasó lo mismo. Se esperaba que el tabasqueño dejara por la paz el tema de cuánto gana el periodista Carlos Loret de Mola, no obstante, esta mañana de lunes lo volvió hacer.
Por otro lado, causó risa la burda explicación que dio su primogénito al señalar que él trabaja de asesor de uno de los empleados de su papá. Lo cierto es que el presidente tuvo que recurrir a un acartonado apoyo de 18 gobernadores, incluyendo el del impresentable gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco. Resulta que salieron diciendo que son ataques de aquellos que se ven afectados por la Reforma Eléctrica.
¡Hágame usted el favor! Lo cierto es que el Ejecutivo federal debe entender que aún le faltan menos de tres años y que si no logra controlar sus emociones y enojos, éstos le pueden dar una desagradable sorpresa. Ojalá y que el presidente retome el camino de la conciliación y evite el enfrentamiento, tanto con los medios como con la clase empresarial.
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